27 de agosto de 2011

Haga 'happyshifting' y sea feliz en su trabajo

Publicado por Tino Fernández. Madrid

No se resignan a pasar ocho horas diarias en un empleo que no les aporta nada. Los ‘happyshifters’ deciden transformar sus empresas y el mercado laboral. Cambian la queja por la acción y la pasividad por el emprendimiento.

Tantas horas al día en el trabajo dan para mucho. Incluso para acuñar una variada terminología que describe las numerosas actitudes frente a ese empleo que nos ocupa gran parte de la existencia.

Los workaholics de toda la vida son los adictos al trabajo, pero en el extremo opuesto están los downshifters, aquellos que, cansados de una vida materialista, llegan a la conclusión de que no merece la pena trabajar semejante número de horas porque lo que se obtiene a cambio es difícil de disfrutar. Para ellos no hay dinero ni ascensos que compensen el tiempo no ocupado en otras actividades, así que "abandonan" y simplifican su vida al máximo.

Frente a la idea milenaria de que el trabajo es una condena, o algo así como morir un poco de lunes a viernes (algunos prolongan la agonía en sábado y domingo), los happyshifters emergen en el panorama sociolaboral como una nueva tribu heredera de Rousseau o Benjamin Franklin, los primeros que ya hace tiempo –en el siglo XVIII– argumentaron que la vida laboral podría estar en el centro de cada deseo de felicidad.

El happyshifting del siglo XXI implica la máxima defensa de la idea de que vivimos en una era única, en la que debemos estar decididos a buscar la felicidad a través del trabajo, que se convierte en fuente de sentido para nuestras vidas. Quienes lo defienden y practican también han tenido algún momento de duda en el que han cuestionado su carrera, lo que están haciendo, el modelo de mercado laboral o la organización de su empresa. Pero en vez de huir, actúan: deciden cambiar su compañía o se van de ella para crear una propia. El objetivo es ser feliz, a pesar de los pesares, trabajando. Así, no es extraño que cada vez más escuelas de negocios se preocupen de un intangible como la felicidad, y de su conexión con la economía real. Pilar Jericó, socia de InnoPersonas, aporta el concepto de los estados de flujo: "Quien se encuentra en ese estado está absorto en su actividad y siente una enorme satisfacción; trabaja para ser feliz, con capacidad de realización y satisfacción personal antes que de ganar dinero". Cuando ocurre esto, hay un resultado para la empresa: "Con este compromiso, la persona tiene un 57% menos de posibilidades de dejar la compañía, y se esfuerza un 87% más".

Montse Ventosa, directora de Employee Branding, asegura que los happyshifters están muy cerca de lo que pretende el personaje de Will Smith en la película "En busca de la felicidad" y añade que "se puede vivir mejor con menos, o con más, trabajando menos o más... ¿Ser feliz conciliando? Puede haber gente que quiera sacrificarse y trabajar mucho, sin llegar a ser un adicto al trabajo. El happyshifter no considera que la vida personal y la laboral sean enemigos y no cree que ambas deban estar separadas. Salirse del sistema no funciona, y en el happyshifting encontramos tanto a empleados que quieren demostrar dentro de su empresa que se puede ser feliz en el trabajo, como a emprendedores que buscan la felicidad creando la suya propia".

Ventosa incluye en el perfil de quienes están decididos a ser felices en el trabajo el hecho de que sean personas que llaman a las cosas por su nombre.

La segunda característica de los happyshifters es que buscan las incoherencias e inconsistencias. Si la empresa cae en ello perderá su talento.

Ser optimista resulta, evidentemente, parte de ese perfil. Ventosa habla de la actitud del "yes, we can".

A esto se añade que los happyshifters no tienen miedo a escuchar a su conciencia, y se plantean lo que quieren ser y hacer el resto de su vida.

Por último, no estamos hablando de un empleado más. El happyshifter necesita sentir que lo que hace tiene sentido.

Emilio Duró, socio fundador de Iter, introduce un elemento que influye en la felicidad laboral: el aumento de la esperanza de vida. "Trabajamos 56.000 horas, y vivimos unas 700.000. Aunque nuestros genes no han cambiado, ahora vivimos casi cien años, y la lucha y la competencia constante resultan algo estúpido para mantenerlas durante tanto tiempo. Hemos puesto años a la vida, pero no vida a los años".

Ignacio Bao, presidente de Bao & Partners, coincide en que "las crisis generan dos perfiles: por un lado, aquellos que se refugian en su compañía y no se mueven, pase lo que pase; y, por otro, aquellos que ven oportunidades fuera. El que quiere trabajar por cuenta ajena piensa más en salir que en quedarse, y esto afecta a la empresa, porque genera cierto conflicto. Busca cambiar, y la causa no suele ser el dinero, sino un entorno no adecuado. En el caso de los que ven nuevas oportunidades para emprender, el motivo suele ser convertirse en el propio jefe o tener más libertad de actuación".

En todo caso, Bao asegura que "la sociedad evoluciona y la gente tiene cada vez menos apego a sus trabajos. Antes, la relación entre empleador y empleado era de por vida. Ahora la media de duración no llega a cinco años. Todo esto se transmite a las organizaciones, y hay cada vez más gente que se siente abierta a diferentes opciones y a moverse en el mercado".

Para Guido Stein, profesor del IESE, "las personas se toman más en serio lo que tenían y elevan su umbral de sensibilidad, pero desde un punto de vista positivo y realista: 'lo que tengo es lo mejor que tengo'".

Sobre el espíritu emprendedor de quien abandona una compañía para crear su propio negocio, Stein opina que "no todo el mundo puede hacerlo. Los que en otras circunstancias vivirían al calor de una empresa, ahora se arriesgan a emprender. Hoy estamos un poco sonados. En palabras de Ortega y Gasset, 'lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa'".

Krista Walochik, presidenta consejera delegada de Norman Broadbent, afirma que "en el mundo de los directivos, nueve de cada diez experimentan un alto nivel de desasosiego: ‘Algo está mal, pero no sé lo que es’". Walochik añade que existe una tendencia creciente a escuchar cada vez mejor esa inquietud interna, y explica que uno de cada cuatro directivos busca activamente empleo; un cambio.

Además, la presidenta de Norman Broadbent se pregunta qué porcentaje del trabajo diario que hacen los empleados es conocido por los jefes. La respuesta: entre un 25% y un 50%. El resto de ese porcentaje, que recibe el nombre de aportación discrecional, es la proporción de cada jornada de trabajo en la que el empleado va decidiendo a qué se va a dedicar y que, en opinión de Walochik, tiene una importancia enorme para distinguir entre las compañías malas y las excelentes.

Montse Ventosa advierte de que, "cuando una persona se marcha a otra compañía se lleva el conocimiento a otra empresa, y si monta su propio negocio puede convertirse en un competidor. Hay una tendencia a echar la culpa del descontento a los jefes, sin que se haga nada por cambiar. Las empresas o los jefes que no se preocupan de lo que quieren sus empleados crean trabajadores amargados que se ausentan física (absentismo) o psíquicamente (quienes pasan su jornada buscando empleo en internet)". Krista Walochik habla de "muertos vivientes que no se animan a salir y cuya aportación a la organización es nula".

Stein no cree que la crisis haya traido una mejora moral, ni que vayamos a ser más felices. "Desde el punto de vista de las compañías, nadie se va, porque fuera hace mucho frío. Habría que apuntar hacia el cuidado y desarrollo de quienes están dentro de la organización”. En esto coincide Tom O’Byrne, CEO de Great Place to Work Institute en Reino Unido, quien afirmaba recientemente que “es tiempo de reconstrucción, y las organizaciones necesitan pensar y comunicar de forma diferente".

José María Gasalla, director del programa de gestión de talento de Esade, también se muestra partidario de "cambiar las organizaciones por dentro, aprovechando la crisis, porque éstas se pueden quedar sin talento si no se dan ciertas transformaciones. Las personas con talento no son fácilmente sustituibles".

Gasalla cree que a partir de ahora "no va a haber tantas alternativas para experimentar, pero estamos ante una oportunidad para que las personas se hagan valer en las organizaciones y se transforme todo (las mujeres son determinantes en estos cambios posibles). Sin embargo, el sistema establecido se recupera con más de lo mismo. En algunas compañías como Google o Microsoft se vive otra cultura corporativa, que incluso allí está siendo cuestionada".

10 claves para ser feliz en su empleo


1.Rechace a la gente negativa, los rumores y maledicencias. Encuentre colegas con los que esté a gusto.

2.Haga algo que le guste cada día. Quizá no ame su trabajo, pero siempre habrá algo en él que le atraiga.

3.Ocúpese personal y continuamente de su desarrollo personal y profesional. Usted es la persona que más tiene que ganar con su formación continua.

4.Tome la responsabilidad de conocer lo que ocurre en su trabajo. No se limite a quejarse de que no recibe información sobre lo que pasa en su compañía, los proyectos de los diversos departamentos o con sus colegas. Busque la información que precisa para trabajar eficazmente. Desarrolle una red de información y utilícela. Pregunte a su jefe cuando tenga dudas. De usted depende en gran medida lo que puede saber.

5.Pida ‘feedback’ sobre lo que hace, cómo lo hace y qué piensan sus jefes de su trabajo.

6.Comprométase sólo a aquello que pueda cumplir y mantener. Los expertos aseguran que una de las principales causas de estrés e infelicidad es fallar en un compromiso adquirido. Evite las excusas y preocúpese sólo de las consecuencias que implica fallar a la promesa dada.

7.Evite la negatividad.

8.Mantenga el coraje profesional. Sea inconformista. En un sentido positivo, los conflictos pueden ayudarle a cumplir su visión personal y su misión profesional; a servir a los clientes y a crear productos de éxito.

9.Haga amigos, verdaderos amigos.

10.Si nada de esto funciona, buscar un trabajo nuevo es lo que puede hacerle realmente feliz.

10 razones para abandonar su trabajo

1.La relación con sus jefes o con los gestores está dañada sin remedio. A pesar de sus esfuerzos, es irrecuperable.

2.Su compañía va a la quiebra, pierde clientes y dinero o circulan imparables los rumores sobre un cierre inminente.

3.Siente que ya no hay retos o busca oportunidades que su organización no puede brindarle.

4.Su situación personal ha cambiado y necesita moverse para encontrar mejores oportunidades que le permitan sostener a su familia.

5.Sus valores son cada vez menos afines a la cultura corporativa de la empresa en la que trabaja, y las incongruencias que advierte en su compañía están destruyendo su actitud en el trabajo.

6.Lo que hace ha dejado de satisfacerle y divertirle. No importan los cambios y novedades.

7.Mantiene sospechas sobre la ética de su compañía. Los directivos mienten a los clientes sobre la calidad de los productos; está usted preocupado ante el hecho de que la empresa se haya embarcado en prácticas de competencia desleal...

8.Empieza a tener un comportamiento que se considera impropio de cualquier trabajo. Pierde el tiempo continuamente, se ausenta sin justificación o se reduce evidentemente su efectividad. Su reputación profesional está en entredicho.

9.Ha roto todo tipo de relación con sus compañeros de trabajo y esta situación no se puede solucionar. El grupo en el que trabaja no mantiene mínimamente un ambiente laboral que permita cumplir con las funciones encomendadas.

10.Sus niveles de estrés son tan altos que afectan a su salud física y mental, a la relación con su familia y amigos

Fuente: http://archivo.expansionyempleo.com/2009/10/09/desarrollo_de_carrera/1255100540.html

Happyshifting: el trabajo puede ser un camino a la felicidad

By Alejandra Aranda.

En España, durante 2009, Daniel Lyons y Montse Ventosa, fundadores de la prestigiosa empresa Employee Branding, crearon el “happyshifting”, expresión de un nuevo movimiento en el mundo laboral donde el trabajo no es una condena ni un sacrificio para las personas.

Los cultores de esta tendencia son quienes entienden el trabajo como un camino complementario para conseguir la felicidad y lo enfrentan con una actitud positiva, proactiva y llena de optimismo, buscando sentirse agradados en todos los niveles de la vida, sobre la base de tener un trabajo en el que se esté cómodo, a gusto y en que cada uno se sienta útil para desarrollar todas sus habilidades; en definitiva, un trabajo que satisfaga a la persona que lo realiza.

Sin embargo, en muchas empresas esta realidad todavía se encuentra más acentuada en el campo conceptual de la filosofía que en la práctica, pero a juicio de los especialistas el movimiento seguirá abriéndose camino, ya que los jóvenes talentos no se irán a una compañía que no les garantice un entorno laboral grato y tampoco se van a resignar a pasar ocho horas diarias en un empleo que les reporte escasos beneficios.

Las empresas necesitan del talento, creatividad, adaptabilidad y capacidad de innovar de sus trabajadores. Y la gente, paralelamente, requiere de un trabajo que lo satisfaga y contribuya a incrementar su nivel de felicidad. Lograrlo puede ser menos difícil de lo que imaginamos.

Los expertos están convencidos de que en el trabajo se necesita un equilibrio físico que tiene que ver con las condiciones en las que se realiza y, un equilibrio mental, que implica desarrollar esa actividad con interés y un sentido claro.En España, durante el 2008, el Instituto de la Felicidad de Coca-Cola elaboró una macroencuesta sobre felicidad, donde entrevistó a un universo de 3.000 personas que contestaron 900 preguntas cada una. De las conclusiones que se desprendieron de este estudio en lo que a empleo se refiere, se concluyó que para ser felices en el trabajo había dos factores clave: sentirse útiles (concordancia entre lo que la persona hace y aquello que es propio de su formación e intereses), y que reciba el reconocimiento de los superiores y compañeros.

La mayoría de los happyshifters son jóvenes y ellos no se comprometen con una compañía en particular, sino que lo hacen con un trabajo cuyo cargo implica el desarrollo de un proyecto, ya que en caso de no sentirse a gusto, lo abandonan sin mayores problemas.

Si bien el secreto universal de la felicidad no existe,los expertos están convencidos de que en el trabajo se necesita un equilibrio físico que tiene que ver con las condiciones en las que se realiza y, un equilibrio mental, que implica desarrollar esa actividad con interés y un sentido claro. De estos aspectos se deduce que los trabajadores más felices son aquellos que lo hacen por vocación, identificándose con la labor que ejecutan.

Tomar conciencia de esto y abrir un diálogo franco servirá para alinear las posturas disímiles que existen entre empresas y personas en nuestra cultura, proceso que vale la pena, entendiendo que en promedio una persona vive 700.000 horas y ocupa 56.000 de ellas trabajando.

fuente: http://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/happyshifting-el-trabajo-puede-ser-un-camino-la-felicidad

HappyShifting 1

Los 10 peligros más comunes del trabajo freelance

Por Tamara Druetta

Hoy en día la modalidad de trabajo freelance se ha instalado en gran parte de la población que encuentra, en esta forma, una libertad con la que no contarían en otro empleo más estático. Pero si bien nadie puede negar que el trabajar desde casa es una práctica muy confortable, hay algunos problemas que pueden aquejar la mente o el cuerpo sin que nos demos cuenta.

Para todos aquellos que realizan sus actividades laborales de esta forma, y a veces, comienzan a sentir que su organismo no les da para más, he aquí algunas cuestiones para tener en cuenta y sus posibles soluciones, y que creo también pueden ser aplicables a otras actividades que usualmente desempeñamos como el estudio y trabajos manuales.

1. Adicción a la cafeína
Si lo primero que pensamos cuando nos levantamos es “Café”, si llenamos nuestra taza antes de lavarnos los dientes, y no es hasta la segunda que sentimos que podemos funcionar normalmente. O si, por alguna razón, no podemos obtener nuestra dosis de cafeína y todo tiende a desmoronarse, nos cambia el humor, sentimos que no podemos avanzar. Entonces, somos adictos.

Una posible solución a esto, obviamente si la estamos buscando, puede ser, en el caso de que bebamos dos tazas antes de empezar a trabajar, cambiar el tamaño del recipiente por uno más pequeño, el cerebro registrará que hemos tenido dos pocillos y no nos molestará tanto por la cantidad.

Si preparamos una menor cantidad para que nos dure todo el día, seremos más cuidadosos en el consumo. Los límites en estos casos suelen ser saludables.

2. Trabajar y dormir hasta tarde
Muchos freelancers somos como búhos, y la frase “y es que yo funciono mejor de noche” puede no ser tan así. Probablemente, esta cuestión sea un hábito logrado a base de quedarse trabajando más de lo normal hasta altas horas de la noche, por x motivo, fechas de entrega, o gran cantidad de trabajo (y porqué no, ocio, también). Y esta situación, no es grave si nos sucede una vez cada tanto, pero si se transforma en la norma, entonces estamos en problemas.

Una solución probable puede ser planear a futuro, organizar nuestra agenda el día anterior por dos motivos, ver la cantidad de trabajo pendiente y encontrar la mejor forma de llevarla adelante para terminar a tiempo, y darnos cuenta de los cabos sueltos para contemplarlos en la organización, de esta forma nos aseguramos cumplir con lo necesario en el tiempo justo y no demorarnos más de lo conveniente.

3. Fumar
El fumar es perjudicial para la salud, y eso es sabido. Aquellos freelancers que fuman tienden a fumar más durante el trabajo. Obviamente como no hay ninguna regla que lo impida, se tiende a fumar todo el tiempo y sin tomar conciencia de ello. Fumar excesivamente trae todo tipo de problemas de salud, tanto a corto como largo plazo. El consejo no es dejarlo (aunque deberíamos), sino fumar menos.

Una buena práctica sería convertir nuestro hogar/officina en zona libre de humo. Limpiar los ceniceros y todos los paquetes que encontremos y si queremos fumar salir a hacerlo en otro lugar, que no sea donde trabajamos.

Cuando esto se convierte en hábito, nos daremos cuenta que si estamos concentrados con un trabajo, habremos retrasado el salir a fumar y cuando menos lo esperemos habrán pasado 3 horas sin que fumemos un cigarrillo.

4. Síndrome del túnel carpiano
El síndrome del túnel carpiano es una amenaza real no solo de los freelancers sino de todos aquellos que trabajan diariamente con la pc. Es provocado por la acción repetitiva y puede afectar los dedos, la muñeca y la mano. Escribir durante horas, o la utilización del mouse sin levantar la mano para moverla puede desencadenar esta afección, que requiere una cirugía para corregirse y 6 semanas de recuperación. Un verdadero desastre para cualquiera que necesite trabajar y más si no lo hace en relación de dependencia.

La prevención es muy simple y puede llegar a evitarnos graves inconvenientes, asegurarnos de ejercitar nuestras manos una vez por hora al menos, estirar los brazos, flexionar los dedos y rotar las muñecas, utilizar una bola de masaje como ejercicio en nuestro escritorio y utilizarla en los momentos de pensamiento creativo.

5. Ojos irritados
Y sinceramente no se que pretendíamos de mirar nuestra pantalla de computadora durante todo el día. Si combinamos eso con la falta de sueño, se podría decir que es inevitable.

La solución también es muy simple, y todas estas cosas que pueden obviar fácilmente, cerrar los ojos por algunos minutos y descansarlos. Sacarnos los lentes de lectura si los utilizamos, lavar nuestra cara con agua fria o con un paño embebido y aplicarlo sobre los ojos de forma suave.

6. Cortos períodos de atención
Podemos culpar a internet, para poder trabajar necesitamos estar conectados todo el tiempo. Email, lectores de feeds, Twitter, entre tantos otros, hemos logrado acortar los períodos de atención de forma drástica. Parecería que nos empeñamos en distraernos y saltar de una cosa a la otra, de un programa a otro, de una pestaña a otra. Antes de que nos demos cuenta, se nos ha pasado el día y no hemos hecho absolutamente nada de lo que debíamos hacer.

Como el resto de las soluciones, implican un hábito, y por ende requieren tiempo de “entrenamiento”, priorizar las obligaciones y cerrar todo lo que no concierne a lo que debemos hacer, cerramos Twitter, Facebook, los emails, todo lo que nos hace perder el tiempo.

Dividir el trabajo en etapas y darnos pequeños descansos cuando esas etapas se concluyen, una técnica que nos mencionaba Pablo hace un tiempo, y doy fe que es la que mejor le rinde es la Técnica Pomodoro, cuesta al principio, pero como dije anteriormente, con tiempo, se puede lograr.

7. Dolor de cuello
Nos pasamos gran parte del día sentados en nuestro escritorio, mirando la pantalla, y no es algo completamente placentero. Luego de un par de horas el cuello se siente rígido y la espalda comienza a doler, y a veces, sin notar de lo que pasa. Una vez que nos levantamos de la silla es que caemos en la cuenta de los dolores y la rigidez.

La solución puede ser estirar y rotar el cuello lentamente a intervalos regulares, una vez por hora o cada media hora. Levantarnos, caminar antes de volver a sentarnos. Si el dolor de espalda es muy fuerte, intenta colocar un almohadón detrás de la espalda para agregar soporte.

8. Mala postura
A medida que van pasando las horas en nuestra computadora, tenemos la tendencia de encorvar nuestra espalda hacia adelante, esto daña nuestra columna vertebral a largo plazo y todos los problemas de postura que esto conlleva.

Para evitar vernos como una persona mayor encorvada, invirtamos una buena cantidad de dinero en una silla ergonómica. Será caro pero nos servirá durante varios años y no solo lo ahorraremos en médicos en un futuro, sino que entenderemos la importancia de un buen sillón para trabajar. Si podemos, también, sería conveniente adquirir un escritorio ergonómico.

9. Estrés
La gran cantidad de trabajo, los clientes demandantes, fechas límite de locura y largas noches sin dormir pueden llevarnos a sufrir de estrés. Quizás funcionemos mejor bajo presión pero si esto se convierte en una constante, es probable que caigamos en un cuadro de estas características.

Algo de estrés es bueno para nosotros, tenemos que tomarnos el trabajo freelance seriamente para producir nuestro mejor resultado, pero si es necesario pasar las noches sin dormir y con dolores de cabeza constantes, entonces algo hay que cambiar.

Para intentar solucionar este problema, debemos encontrar qué parte de nuestro trabajo como freelancers es la más estresante, es un cliente, un proyecto en particular, lo que sea, identificarlo y buscar maneras de terminarlo o eliminarlo de nuestra mente.

10. Aumento de peso
Y es inevitable, si no nos movemos, tendemos a consumir más calorías de las que gastamos. Estar sentados frente a la computadora durante largos períodos de tiempo sin desgastar o ejercitar nuestros músculos no solo ayuda a ganar peso sino que deforma nuestro cuerpo. Obviamente siempre que tengamos una tendencia genética, hay gente muy afortunada en esta cuestión.

La solución es ya conocida, salir de la silla y practicar cualquier ejercicio, nada que requiera un esfuerzo excesivo si no lo disfrutamos, pero algo que ayude a poner los músculos en movimiento, ciertamente nos sentiremos más enérgicos y saludables.

Conclusión personal: Confieso que a medida que iba leyendo pensaba en lo mal que uno hace muchas veces en pasarse horas y horas sin parar sentados en una silla, fijando la vista, con la espalda encorvada. A medida que traducía cada uno de los puntos del artículo de Samar Owais, iba estirando brazos, enderezando mi columna, modificando posiciones que tengo adquiridas, espero el artículo los ayude a sentirse un poco mejor en este trabajo muy lindo pero a la vez muy demandante.

fuente:
http://manuelgross.bligoo.com/20110819-los-10-peligros-mas-comunes-del-trabajo-freelance#content-top