24 de enero de 2010

Fallas en la comunicacion

LAS FALLAS EN LA COMUNICACION SON LA CAUSA MAS FRECUENTE DE LOS PROBLEMAS

La mayoría de los empleados se lleva muy mal con su jefe. Según una encuesta, el 56% mantiene una relación conflictiva. Para los especialistas, es fundamental que el superior sepa cómo ejercer su liderazgo. Y aconsejan a aprender a entenderse y negociar.
Por: Marcelo Bellucci mbellucci@clarin.com

La convivencia laboral no es una tarea liviana. Y el equilibrio emocional tambalea aun más cuando la relación con el superior está en cortocircuito. Según una encuesta realizada en Capital Federal y Gran Buenos Aires, el 56% de los entrevistados tiene problemas con su jefe.

Así surge de un relevamiento realizado en Internet por la consultora internacional Dale Carnegie a 500 empleados, a quienes se le consultó cómo era la relación con su jefe. El 21% respondió que es pésima, el 19% muy mala y el 16% simplemente negativa.
Además, el 24% confesó que directamente no tiene trato.
Sólo un 12% dijo llevarse bien y apenas el 5% la calificó como óptima. El 3% no supo contestar.

Las teorías clásicas de la administración empresarial revelan que los motivos de conflicto más frecuentes están vinculados con las obligaciones y responsabilidades de cada subordinado.

¿La causa?
No siempre las pautas están del todo claras porque el jefe no encuentra la forma de comunicarlas con precisión.Por eso, para Dora Onaindia, directora de Práctica de Liderazgo de HayGroup (una entidad que brinda capacitación en el tema a empresas), "el éxito de la articulación laboral depende de la batería de estilos que el líder es capaz de poner en práctica para resolver diferentes situaciones".

La especialista destaca como jefes ideales a quienes puedan desarrollar al menos cuatro de los seis estilos de liderazgo:
El afiliativo busca la armonía.
El directivo promueve la visión a largo plazo.
El coercitivo brinda instrucciones para lograr resultados.
El participativo logra el compromiso a través del consenso.
El orientador ayuda a identificar fortalezas y debilidades.El marca pautas pregona a través del ejemplo.

Al momento de renunciar, la mala relación suele pesar más que los motivos económicos. Así lo expresa un estudio de la consultora Korn Ferry entre ejecutivos de 80 países: sólo un 5% destacó la falta de mejora salarial como causa principal de la deserción.
El problema de un mal jefe es que puede desbaratar los intentos de la compañía para mantener motivado y comprometido a su personal.

"Para cada empleado –revela Héctor Dama, director ejecutivo de CCN Consultores y vicedecano de la USAL– el jefe representa la cara de la organización. Si está enemistado con su superior también lo está con la empresa".
Dama advierte que "los malos conductores llevan adelante los objetivos con un grupo reducido y el resto queda relegado. Es esencial tener criterios amplios y poder de inclusión. Que todos estén invitados a participar y se les brinden las mismas oportunidades".Para evitar encontronazos, los especialistas recomiendan considerar al jefe como si fuera un cliente y aprender a entenderse y a negociar.

En la visión de Lucía Ferrada, socióloga especializada en recursos humanos. "Como ocurre en cualquier pareja, las relaciones laborales se construyen de a dos. Lo que implica que ambas partes tienen un grado de culpa dentro del conflicto", analiza.

Pero cuando un vínculo se fractura, existe de todas maneras posibilidad de recomponerlo. "Es importante marcarle al dominador de la situación algo positivo, porque esto suele predisponerlo para mantener un diálogo cordial", sugiere Ferrada.
Los expertos remarcan también que uno los desaciertos más habituales de las empresas es considerar que un buen profesional puede convertirse en un gran líder sin recibir la capacitación adecuada.

Pero, ¿qué implica ejercer un buen liderazgo? Ante todo, generar un ámbito tolerante al error. Que los trabajadores no se sientan intimidados al tomar decisiones y que puedan sentarse a conversar libremente. Además, delegar tareas sin desentenderse, administrar los recursos y potenciar las capacidades individuales para alcanzar los objetivos globales.

Consejos para jefes
Los empleados más conflictivos son aquellos que tienen más antigüedad en su puesto.
Ese resentimiento lo proyectan contra sus superiores, a quienes culpan de su estancamiento.
La mejor solución es mantener una rotación del personal por diferentes sectores.
Una estrategia de aproximación consiste en conversar a solas con el subordinado para hacerle entender que sus problemas son tenidos en cuenta.
Explicarle que con su actitud modifica el clima interno. Y si hay que reprenderlo, no hacerlo frente a sus compañeros, porque esto sería como una humillación pública.
Antes de discutir airadamente, conviene pensar que nadie es el dueño de la verdad absoluta.
Recurrir al humor es algo que siempre da buenos resultado con los empleados difíciles de manejar.
Ponerse en un nivel de igualdad ayuda a reducir tensiones.

Consejos para empleados
Cada jefe tiene una personalidad definida.
Para manejarse en buenos términos con ellos es fundamental conocerlos y entender cuáles son sus motivaciones.
Conocer las mañas: para resolver un conflicto, es mejor aprovechar los momentos en que el jefe está más tranquilo y de buen humor.
Si esto no resulta, hablar con él fuera del ámbito laboral.
Si no hay forma de superar la barrera del diálogo, lo indicado es plantear directamente que no logra comunicarse con él.
Es elemental saber lo que el jefe espera de uno en términos de desempeño.
Intentar diferenciar cuando la raíz del conflicto es de orden laboral y cuando tiene su base en lo personal.
Suprimir el "no se puede" del vocabulario cotidiano.
En lugar de llevar problemas, acercar soluciones.
Demostrar que la voluntad asoma en los momentos más difíciles.

Fuente Clarín